A. Según la revelación bíblica, la santidad es: (a) Una cualidad fundamental de Dios y de Su Espíritu;
(b) una virtud indispensable de todo verdadero creyente; y (c) un atributo de ciertos lugares, objetos, días,
fechas, acciones, etc.
B. El término heb. «kadosh» significa puro, física, ritual y, especialmente, moral y espiritualmente.
En ocasiones se debe traducir «separado», puesto aparte, consagrado (cfr. Lc. 2:23, citando a Éx.13:2). Ciertos autores presentan con demasiada exclusividad el concepto de separación, pero sí es cierto que la pureza consiste en estar separado de toda contaminación de todo pecado (cfr. Lv. 19-22 donde se repite en varias ocasiones la orden de ser santo) Cuando Isaías oyó a los serafines proclamar: «¡Santo, santo, santo, Jehová de losejércitos!», Isaías clamó: «¡Ay de mí!, que soy muerto, porque siendo hombre de labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey...» Entonces fue su iniquidad quitada y expiado su pecado (Is.6:2-7). Aquí tenemos expresada la purificación para ser santo. Según 2 Cr. 29:15 los levitas se santifican a fin de poder purificar la casa de Jehová. Ser santo es lo opuesto a estar contaminado (Hag. 2:12, 13; cfr. Lv. 11:43, 44).
C. El NT emplea el término «hagios» que también en ocasiones significa separado, consagrado, puesto aparte (Lc. 2:23), pero con mayor frecuencia «puro». Ser santo es ser sin «mancha, ni arruga ni cosa semejante» (Ef. 5:26-27). Y en 2 Co. 7:1 se lee: «Limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.»
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