A continuación la Biblia misma nos enseña la única vía por la cual podemos lograr alcanzar un milagro no importando la situación que se pueda presentar.
Libro de Lucas Capítulo 7 versículo 1-7.
Después que hubo terminado todas sus palabras al pueblo que le oía, entró en (Capernaum Lucas 7:1).
Lo que aquí indica, es que después que Jesús terminó de hablar las bienaventuranzas (Lucas 6:20-49) entró en la ciudad de Capernaum. Esta ciudad estaba situada en la ribera norte del mar de Galilea.
Y el siervo de un centurión, a quien éste quería mucho, estaba enfermo y a punto de morir (Lucas 7:2).
El centurión era un oficial romano, el cual tenía a su cargo aproximadamente a 100 hombres. Este centurión en específico tenía un siervo muy enfermo. Nota: muchas veces las personas tienen que pasar algunas situaciones que provoque que tenga que llegar a Jesús.
Cuando el centurión oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese y sanase a su siervo ( Lucas 7:3).
Conocemos la gran importancia que tiene para una persona escuchar el nombre de Jesús (Filipenses 2:9-11). El testimonio de los milagros de Jesús y de todo lo que Él hacía, hizo que llegara esa información a toda las regiones de Israel.
Y ellos vinieron a Jesús y le rogaron con solicitud, diciéndole: Es digno de que le concedas esto; Porque ama a nuestra nación, y nos edificó una sinagoga (Lucas 7:4-5).
La palabra (digno) simplemente significa: merecedor de algo. Aquí se detalla algunas características del Centurión: (1) ama a Israel (2) Edificó una sinagoga. Nota: La respuesta está no solamente en las obras que el Centurión hacía, sino, en la fe que él tenía. La fe sin obra es muerta (Santiago 2:14-17).
Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano (Lucas 7:6-7).
El Centurión lo que manifestó fue que su fe estaba puesta solamente en Jesucristo. Tanto así que solamente le bastó que Jesús dijera una palabra para que se sanara su siervo. Esta fe conforme a la palabra, fue dada por el Espíritu Santo, para que creyera fielmente en Jesús. Sino fuese así, Jesús no hubiera ido para donde el siervo enfermo, al menos que tuviera un propósito específico. Jesús hizo el milagro porque sabía que el tenía la fe. Nota: si tan solo pudiéramos poner en práctica la fe que tenía el Centurión recibiríamos el milagro. La clave está en la fe inquebrantable que podamos tener. Sino la tiene, pídesela en oración a Dios.
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