¿Quiénes enseñaron a los hombres, la hechicería, brujería, magia, encantamientos, los brebajes, y las pinturas en las mujeres? Publicación actulizada

Que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. Génesis 6:3 RVR60. 

(( Que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas )) ¿Quiénes son los hijos de Dios? son los ángeles caídos, los que vieron a las hijas de los hombres de la tierra que eran hermosas, y no guardaron el lugar de honor, ni respetaron los mandamientos de Dios.

(( Tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas )) Estos ángeles caídos tomaron para sí las mujeres y se llegaron a ellas. Luego procedieron a enseñarles todo lo referente a la hechicería, a la brujería, a la magia, a los encantamientos, a los brebajes de las plantas, y a los maquillajes, adornos y pinturas en el rostro. Nota: La pregunta es ¿Quién enseñó al hombre hacer brujería? Los demonios, no hay otra fuente. Por consiguiente, Dios prohibió a los Israelitas a invocar espíritus inmundos (  Y el hombre o la mujer que evocare espíritus de muertos o se entregare a la adivinación, ha de morir; serán apedreados; su sangre será sobre ellos. Levítico 20:27). En el libro apócrifo de Enoc 7:2, hace referencia a esta situación de los ángeles caídos.

 Por consiguiente, en este capítulo 6 de Génesis, dice, que la maldad era mucha, la palabra (Maldad) se relaciona con la palabra (Abominación), que significa, práctica que Dios aborrece ( Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. Génesis 6:5).

Tanto al hombre como a la mujer, los ángeles caídos les enseñaron estas practicas abominables. La Biblia dice que los abominables y hechiceros, los idolatras, y los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda  (Apocalipsis 21:8). 

Debemos de conocer que estás practicas llevan al infierno, pero hay una salvación para todo aquel que se arrepienta de su mal camino y acepte en su corazón a Jesucristo, como su único y suficiente salvador.