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El demonio de lascivia


Lascivia: Se relaciona a la propensión a los deleites carnales. Se trata del deseo sexual o la lujuria sin control. Cuando el hombre le da rienda suerta a los deseos de la carne, para caer en lascivia, ahí, es que entran en acción los demonios para controlar esa alma.



Introducción.

Todo el desenfreno de la carne, la lascivia, comienza desde dentro del corazón  ( Porque de dentro, del corazón de los hombre, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, homicidios, los hurtos, las lascivia... Marcos 7:21-21 ).

El demonio de lascivia se nutre de lo que es la debilidad de la carne (cuerpo) por el pecado, y provocar un aumento en los actos perversos ( Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia. Gálatas 5:19 ).

El demonio de lascivia provoca en el hombre que pierda toda sensibilidad  humana, para que se entregue sin remordimiento a toda clase de impureza ( Los cuales, después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. 4:19 ).

El demonio de lascivia se introduce al hombre en su mayoría de veces por la adoración pagana e idolátrica ( Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. 1 Pedro 4:3 ).

El demonio de lascivia, provoca el homoxesualismo, para el hombre, y el lesbianismo para la mujer, para que tanto hombres como mujeres dejen el uso natural por el que es contra naturaleza ( Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza. Romanos 1:26 ), ( Y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío. Romanos 1:27 ).

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Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.