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Juan 3:16-18

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

El Verbo de Dios

En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Juan 1:1.

(( En el principio era el Verbo )) La palabra (principio) tiene varios significados del griego al español (Origen, fundamento, punto de partida, comienzo). La palabra que se aplica a principio en este versículo, es la palabra (comienzo) esto no significa que el Verbo tenga un comienzo, sino, que sabemos que el Verbo es eterno (Hebreos 13:8). Lo que significa aquí la palabra (principio) es que está dando ha conocer, que cuando hubo un comienzo de la creación, ya el Verbo estaba con el Padre eternamente (Juan 17:5).

(( Y el Verbo era con Dios )) La palabra (Verbo) se traduce como (palabra). Verbo, es un título asignado a Jesucristo (Juan 1:14). "El Verbo era con Dios" significa, que desde la eternidad a estado en unidad con Dios.

(( Y el Verbo era Dios )) Significa, que Jesucristo, el Verbo es Dios. El ha estado desde la eternidad con Dios, en la creación (Gn.1:1) la palabra que salió de la boca de Dios, para crear, esa palabra expresada, es Jesús. Nota: La palabra dice: Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros ( y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14).  Lea también ( Yo y el Padre uno somos. Juan 10:30).


Reflexión:
El Verbo se hizo carne, para habitar en esta tierra y cumplir la misión de darse en sacrificio vivo por el pecado del hombre, conocemos el amor de Dios, el cual se revela a través de la obra de Jesucristo. Es tiempo de reflexionar, y comprender que somos pecadores y que necesitamos de Jesucristo para perdón de nuestros pecados. Si eres una persona que no tienes a Cristo en tu corazón, es el momento preciso, aceptale en tu corazón como tu único y suficiente salvador.



 


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Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.