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Lo que el diablo quiere es que tu sea ciego y mudo


Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Mateo 12:22 RVR60.

(( Entonces fue traído a Él un endemoniado )) Para el hombre ser libre, tiene que llegar a Jesús, sólo él puede romper las ataduras del diablo que encadenan las almas. Nota: Sino vienes a los pies de Jesús, estás atado  a los placeres de la carne, del mundo, y de los demonios.

(( Ciego y mudo; y le sanó )) Este hombre tenía un espíritu inmundo, que lo tenia ciego y mudo, pero su condición cambió, cuando llegó a Jesús. Nota: Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro único salvador, y vivimos para Él, nuestra vida comienza a cambiar, las ataduras se tienen que romper, los muros se tienen que derribar, y los montes se tienen que mover, y los caminos se tienen que enderezar a nuestro favor.

(( De tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba )) El endemoniado quedó libre, veía y hablaba. Nota: La intención que tiene el diablo con los cristianos, es hacerlos caer nuevamente en la ceguera y en la mudez ¿Cómo así? para que los cristianos no vean las cosas de Dios, y vean los anhelos del mundo, no vean lo que dice la palabra de Dios, y vean la vanagloria, no vean lo que Dios demanda, y vean las ofertas tentadoras, no vean la santidad, y vean la inmoralidad, no vean la verdad, y vean el engaño. El diablo lo que quiere, es que los cristianos se queden mudos, que no hablen, no testifiquen, no declaren la palabra Dios, que se queden mudos para las cosas de Dios, y que hablen las cosas del mundo, que hablen de chisme, de moda, de inmoralidad, que hablen de dinero, de vanidades, de telenovelas, de artistas, que hablen de las cosas del mundo y que no hablen y vivan la palabra de Dios. Si has llegado a Jesús, tu vida tiene que cambiar.

DOMINGO CRUZ.

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Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.