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Juan 3:16-18

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

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Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros, a menos que estéis reprobados?

<< Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe >> La Palabra nos enseña que debemos de conocer como está nuestra condición espiritual, si estamos viviendo una vida de fe (En Cristo) si estamos camino en santidad y obediencia ante la presencia de Dios, porque debemos de estar velando para estar firme y no resbalar (1Corintios 10:12). Examinar: observar atenta y cuidadosamente algo, para determinar su estado.

<< Probaos a vosotros mismos >> ¿Cómo nos probamos a nosotros mismos? si estamos cumpliendo con los mandamientos de Dios, si estamos obrando en bien o en mal (Gálatas 6:4). Pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y Él sabe todas las cosas (1Juan 3:20).

<< O no os conocéis a vosotros >> Pablo está indicando a los Corintios, que si ellos no se han dado cuenta todavía de que Jesucristo está en sus corazones, porque sus vidas deben fundamentarse en confianza en Él.

<< Al menos que estéis reprobados >> Los reprobados, son las personas que no viven a  Jesucristo en sus corazones, y dicen llamarse cristianos, pero viven una vida de pecados, porque han fracasado, porque han endurecidos sus corazones al Espíritu Santo, para que no halla fe en sus vidas.

(Oración) Dios mio, examina mi corazón, hazme vivir una vida de fe y santidad para ti, en el nombre poderoso de Jesús amen.

DOMINGO CRUZ MINISTERIO.

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Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.