Juan 3:16-18
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
El regreso de Cristo
En estos últimos tiempos, debemos de predicar la Palabra de Dios, con denuedo, y si se está predicando la Palabra, predique a Cristo y su venida, porque está ya a la puerta, para buscar su Iglesia, y si usted predica la Palabra, predique a Cristo y el arrepentimiento.
¡He aquí, vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. Apocalipsis 22:7 RVR60.
Este capítulo 22 de Apocalipsis, es el capítulo final, y entre sus palabras se destacan las advertencias que hace Jesús, de que su venida será pronto, más de lo que esperan muchos “cristianos” y su exhortación es para que guardemos su Palabra. Sino guardamos su Palabra, no le hemos conocido, y estamos caminando en muerte espiritual (Juan 8:51) por consiguiente lo que el cristiano debe de conocer cada día más es la Palabra de Dios, para dirigirse en su dirección, agrado, y voluntad (Sal.119:105).
He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. Ap.3.11.
Nuevamente la advertencia (Yo vengo pronto) y si reflexionamos en esta Palabra, nos damos cuenta, de que Cristo nos advierte de su pronta venida con insistencia, y de que dicha venida cada día que pasa esta más cerca, y no sorprenderá al que le espera en su corazón ¿Y que debemos de retener, para recibir la corona (Premio)? Seguir la dirección de la sana enseñanza que hemos recibido, viviendo en la fe y el amor que es en Cristo (2Timoteo 1:13). El cristiano debe de persistir en lo que ha recibido (2Ti.3:14) y todas estas cosas provienen de la fe en Cristo (2Ti.3:15).
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Salvación
Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.
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