Menú        Inicio       Necesita Ayuda            Oración de Arrepentimiento 

Juan 3:16-18

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

La disciplina de Dios para sus hijos


Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo:
    Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor,
    Ni desmayes cuando eres reprendido por él;
Porque el Señor al que ama, disciplina,
Y azota a todo el que recibe por hijo. m
Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?
Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos.
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
10 Y aquéllos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Hebreos 12:4-10 RVR60.

(v.4) En este versículo 4 se le exhorta a los creyentes de hebreos ha considerar la muerte de Cristo por el pecado del hombre, el cual ellos en sus adversidades no han tenido que soportar hasta derramar su sangre, se le insta ha luchar en contra de lo que es el pecado, lo cual tenían que combatir en sus vidas y tomar como ejemplo la obra redentora de Cristo en la Cruz.

                                                  (   Leer el resto de la publicación  )



Publicaciones recientes

Salvación

Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.