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Juan 3:16-18

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

¿Sabes quien tu eres?

 Hay muchas personas que no conocen su identidad, de donde proceden, para que están viviendo en esta tierra, todas estas preguntas tienen una respuesta. Tú como ser humano, existe, porque eres una creación de Dios, y estás aquí viviendo para un propósito. Tu desciende del primer hombre y la primera mujer, que fueron creados por Dios (Génesis 1:27-28). Adán y Eva, son las dos primeras personas en la tierra, luego que desobedecieron a Dios (Génesis 3:12-13) vino la muerte sobre ellos y todos lo que iban hacer descendientes.

¿Por que tu existe? Tu existe porque estás en el propósito de Dios, El te ha dado vida, para que estés en esta tierra, y sobre todo vivas para Él (Dios). No importa en qué situación te encuentres, por lo que estés atravesando, Dios tiene cuidado de ti, pero, tendrás que conocerle para que puedas comprender la verdad en este mundo. 

Toda persona nace pecadora, por la desobediencia del primer hombre y la primera mujer, pero, Dios ha tenido misericordia, pues, le ha dado una esperanza de vida eterna, y esta esperanza, es a través de la fe en Jesucristo. Cuando aceptamos de corazón a Jesucristo como nuestro único salvador, pasamos de muerte a vida (Juan 5:24), pues Cristo, se ofreció como sacrificio vivo por nuestros pecados (Hebreos 7:27), pues tenemos vida cuando le recibimos en nuestros corazones.

Recuerda, tu no eres cualquier cosa, tu eres creación de Dios, y existe en este mundo para alabar y adorar  su nombre, y conocerle, porque Él quiere darte vida, a través de Jesucristo.

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Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. Romanos 10:9-10.