Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Marcos 10:21 RVR60.
Conocemos la historia del joven rico, el cual se le acercó a Jesús y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?. Quizás has pensado en muchas ocasiones, que cumples con lo que Dios demanda para una persona, y que eres salvo por las obras que haces.
Tienes que saber que el joven rico, no conocía a Jesús como el mesías, el Hijo de Dios, porque él lo llama (Maestro bueno). Muchas personas creen conocer a Jesús, porque llevan un estilo de vida pacifica, religiosa, caritativa, o porque cumplen ciertas enseñanzas que no tiene méritos para poder salvar a una persona.
Jesús le presenta los 10 mandamientos que fueron presentado a Moisés para declararlo al pueblo de Israel como estatuto y ordenanza para que lo pusieran por obra (Dt.5:1). El joven rico le dice a Jesús que él ha cumplido todos los mandamientos desde su juventud (Mc.10:20). Pero Jesús siendo Dios, el cual conoce todos los corazones, le dice: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz (Mc.10:21).
Dice la palabra que el joven rico afligido por lo que escuchó, se fue triste, porque tenía muchas posesiones (Mc.10:22).
La intención de Jesús no era que el joven rico lo diera todo a los pobres, sino que reconociera su pecado, porque la riqueza cautivaba su corazón. El joven rico no se sometió al mandamiento de Jesús, porque amaba más la riqueza que a Dios. Un ejemplo de una verdadera conversión la tuvo Zaqueo, el cual dio la mitad de todo lo que poseía a las personas pobre y a la que él había engañado:
Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo. Y si he robado algo, devolveré cuatro veces esa cantidad (Lucas 19:8).
La pregunta es ¿Qué cosas tienes que te impide seguir a Jesús? hay cosas que tenemos que reconocer ante Dios que están mal en nuestras vidas, hay cosas que tenemos que romper, que nos está cautivando y llevándonos a la perdición, hay cosas que se adueñan de nuestro corazón, las cuales nos impiden darle cabida a Dios, hay cosas en las cuales estamos sumergidos que las tinieblas usan para cautivarnos. Hay cosas que tenemos que romper, reconociéndolas ante Dios en el nombre de Jesús.
Jesús está esperando que actúe como Zaqueo, que se despojó de las cosas que lo mantenían cautivo y alejado de Dios, no haga como el joven rico, que endureció su corazón, porque había una cosa que gobernaba su vida.
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